jueves, 31 de julio de 2008

Tiene güevos la SGAE con las películas en televisión

Ayer noche intenté ver "Master & Commander" en Antena3 (o sea, de forma completamente legal), y tras el habitual breve inicio de la película, pasaron a emitir publicidad, como ya viene siendo normal en casi todas las cadenas.


Tras cerca de un cuarto de hora (15 minutos), volvían con la película y, por curiosidad, me puse a controlar los tiempos de emisión de contenido real y de anuncios, llegando a un ratio de unos 20/25 minutos (en ocasiones 30) de película frente a unos 14/15 minutos de publicidad.


Además, en medio de la película, de pronto aparecían imágenes y textos de próximos programas de la cadena, para terminar de destrozar el conjunto, como si no fuera poco con la "mosca"/logo de la cadena.


Evidentemente, es prácticamente imposible seguir cualquier hilo argumental, y mucho menos mantener un mínimo de interés en el desarrollo de cualquier película, ya que tras un par de cortes de este tipo uno ya no sabe lo que está viendo. Sobre todo si tenemos en cuenta que los "programadores" de contenidos/anuncios no tienen ninguna consideración con el momento en que meten el corte: lo mismo les da que sea en medio de una batalla que en pleno diálogo...


Pero lo que más me llama la atención es que el adalid por la defensa de los derechos de los autores, la ya más que famosa SGAE (conocida últimamente por sus desfalcos internos y fraudes varios), sólo persigue legal (y criminalmente) a aquellos que se "descargan" o visualizan "ilegalmente" las películas (como obra de autor que son), pero no hace nada para resolver estas situaciones.


Y yo me planteo, si una película que se emite por televisión, que genera los derechos de autor correspondientes, (por que si no la SGAE persigue a la cadena pertinente), se considera obra de autor con sus derechos y demás (y obligaciones de pago), imagino que su Autor no la habrá hecho pensando que se la van a cortar cada 20 minutos...


Es más, hasta hace no demasiado tiempo, en las salas comerciales de cine, las películas se interrumpían a media proyección para el correspondiente descanso, de forma que pudiéramos ir al baño, a comprar comida/bebida o a estirar las piernas para el resto de la película. A dicha práctica se le puso fin, entre otras razones, porque vulneraba la integridad de la obra del autor.


Así pues, ¿por qué la SGAE sólo persigue a quien se descarga de internet una película, (lo que es legal según nuestra legislación), denuncia la emisión de canciones en las bodas y demás (esto es del todo surrealista), y NO HACE NADA para proteger la integridad de la obra de un autor que ha desarrollado una película, impidiendo que la destrocen las cadenas de televisión cortándola en trozos y añadiéndole contenidos publicitarios en los márgenes?


Pues eso, que hemos hecho un pan con dos ostias... un pan de molde en rodajas con las películas y dos ostias que se merece quien ya sabemos.

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